Cómo manejar las heridas agudas
En esta sección, obtendrá la siguiente información:
¿Cómo evalúo las heridas agudas?
Al evaluar las heridas agudas se deben perseguir dos objetivos principales. El primero consiste en identificar todas las lesiones del paciente. Recuerde que podría haber lesiones imperceptibles. El segundo objetivo es identificar las posibles complicaciones. Por ejemplo, debe tener en cuenta si es probable que la lesión se infecte o se transforme en una herida que no cicatriza.1
Evaluación de las heridas traumáticas
Si el paciente tiene una herida traumática aguda, obtenga siempre información completa sobre los antecedentes del traumatismo que la causó.1 A medida que evalúe la herida, intente responder las siguientes preguntas:1
- ¿Cuándo se lesionó el paciente?
- ¿Cómo ocurrió?
- ¿Qué tipo de herida es?
- ¿Cuánta fuerza se ejerció para causar la lesión?
- ¿En qué lugar del cuerpo se encuentra?
- ¿Qué características tiene la herida? (tamaño, forma, orientación, bordes, etc.)
- ¿Se dañaron tejidos blandos?
- ¿Hay alguna evidencia de traumatismo penetrante?
- ¿La herida presenta un cuerpo extraño?
- ¿Existe la posibilidad de que haya una herida estructural subyacente?
Asegúrese de examinar también el estado vascular y neurológico de la zona alrededor de la lesión.1
Cuándo debe derivarse al paciente a una sala de emergencias
Si observa cualquiera de las siguientes situaciones, debe derivar al paciente a una sala de emergencias:1
- Daño vascular (p.ej., hemorragia arterial o ausencia de pulso)
- signos de daño nervioso (p. ej., pérdida de sensibilidad u hormigueo)
- Heridas faciales, especialmente desgarros que atraviesen los labios, la nariz o las orejas
- Signos de infección en una herida en la palma de la mano
- Un cuerpo extraño que queda en la herida aun después de limpiarla
- Heridas complejas, como aquellas que presentan bordes irregulares, cavidades amplias o daño en las estructuras subyacentes (p. ej., hueso)
Evaluación de las heridas quirúrgicas
Al evaluar una herida quirúrgica, lo que debe hacer es identificar los factores de riesgo que podrían retrasar la cicatrización. Puede hacerlo recopilando todos los antecedentes médicos del paciente en el momento de su admisión para atenderlo. Es de suma importancia realizar la anamnesis antes de administrarle anestesia.1
Mientras realice la anamnesis, preste atención a los siguientes factores de riesgo:1
- La salud general del paciente, el estado de su sistema inmunitario y afecciones médicas preexistentes (p. ej., diabetes, cáncer o arterioesclerosis);
- Si el paciente tuvo anteriormente alguna cirugía en la misma zona;
- Si está recibiendo otros tratamientos (p. ej., radioterapia, quimioterapia o anticoagulantes);
- La duración de la intervención quirúrgica;
- La cantidad de sangre que prevé que se perderá durante la intervención quirúrgica
- Si se colocarán drenajes en la herida a través de la incisión
- Infección de la herida
Debe continuar examinando la herida quirúrgica durante la intervención. Preste especial atención a los tejidos blandos (p. ej., exceso de tejido cicatricial) y observe si hay daño en nervios, tendones u órganos. De esta manera, si surgen complicaciones posoperatorias, sabrá si el daño que ocurrió antes de la cirugía o después de ella.1
Puede leer más sobre los factores de riesgo de infección en las heridas quirúrgicas aquí. Asimismo, para saber cómo identificar una infección posoperatoria, lea este artículo.
Recuerde: toda herida quirúrgica corre riesgo de transformarse en una herida de difícil cicatrización.
Cómo realizar la evaluación holística de la herida
Para evaluar al paciente y la herida de manera holística, trate de usar el Triángulo de evaluación de las heridas. Esta herramienta garantizará la congruencia al evaluar la herida aguda y le ayudará a elegir el tratamiento óptimo para el paciente.
Puede leer más sobre el Triángulo de evaluación de las heridas aquí.
Cómo manejar las heridas agudas
Deben seguirse cinco pasos principales al manejar heridas agudas:1
Paso 1: hemostasis
El primer paso debe ser detener la hemorragia y, para ello, lo primero es identificar de dónde proviene. Es posible que tenga que ejercer presión, implementar métodos de elevación o utilizar un torniquete, una pinza o una sutura para detener la hemorragia. Detenerla también le permitirá evaluar la herida con precisión.
Paso 2: limpie la herida
Si el paciente tiene una herida aguda menor, puede usar agua y jabón para limpiarla. Sin embargo, en el caso de una herida traumática más profunda o compleja, deberá lavarse con una solución de limpieza neutra. De esta manera, se eliminará cualquier material contaminado.
Paso 3: Desbride la herida
La mayoría de las heridas traumáticas se "limpian" después de irrigarlas. Sin embargo, en caso de existir tejido necrótico o contaminación en la herida, será necesario desbridarla. Al hacerlo, se elimina el tejido muerto o no saludable del lecho de la herida, lo cual propicia la cicatrización.
Paso 4: Cierre la herida
Al cerrar la herida, debe perseguir tres objetivos principales. El primero es sostener los tejidos hasta que el proceso de cicatrización pueda restablecer la resistencia a la tracción. El segundo consiste en minimizar el riesgo de hemorragia e infección. El tercero es acercar los bordes de la herida para cerrar el espacio muerto, lo que permitirá obtener un resultado funcional y estético.
Paso 5: Administre medicamentos
Si la evaluación revela que el riesgo de infección de la herida es alto, puede recetar tratamiento profiláctico con antibióticos y, según el tipo de herida, también podría ser necesario algún analgésico o la vacuna antitetánica.
Cómo crear un entorno óptimo de cicatrización
Los estudios demuestran que una de las mejores maneras de propiciar la cicatrización de las heridas agudas es crear un entorno húmedo, el cual también puede contribuir a que cicatricen las heridas que presentan problemas para hacerlo, además de ser eficaz en el manejo de la dehiscencia de las heridas quirúrgicas.2
Obtenga más información sobre la cicatrización húmeda de las heridas
Cómo elegir el apósito adecuado
Otro factor importante para generar un entorno de cicatrización óptimo es el apósito para la herida. Al elegir uno para una herida aguda, es necesario tener en cuenta lo siguiente:
- el tamaño, la forma y la ubicación de la herida;
- el nivel de exudado;
- el riesgo de infección;
- el estado de la piel perilesional (circundante).1
Debe tratar de encontrar un apósito que mantenga la humedad en el entorno de la herida y que absorba el exceso de exudado. También puede usar apósitos para desbridar la herida (mediante desbridamiento autolítico) y para tratar una herida infectada (mediante el uso de un apósito con un antibacteriano tópico).
Obtenga más información sobre cómo elegir el apósito adecuado para la herida
Referencias
- Acute Wounds. Identification, assessment and management of acute wounds. Coloplast HEAL course.
- World Union of Wound Healing Societies Consensus Document. Surgical wound dehiscence improving prevention and outcomes.
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